Hoy os voy a hablar de una curiosidad que os encantará: el pecado del onanismo.
“Onanismo” es una palabra sinónima a masturbación, que a su vez viene de un personaje de la Biblia llamado Onán. En aquella época, cuenta la historia que la tradición consistía en que si tu hermano mayor moría y eras hombre, debías de casarte con su pobre viuda.
Eso mismo le pasó a Onán pero, en recuerdo a su hermano o vete tú a saber que tenía el hombre en su cabeza, decidió que siempre que hiciese el amor con Tamar, que así se llamaba la viuda de su hermano, evitaría eyacular dentro del cuerpo de ella para no dejarla embarazada.
¡Error! A esto hoy por hoy lo llamamos “marcha atrás” ¿te suena de algo? Eyacular fuera o, lo que es lo mismo, practicar el coito interrumpido, no es una técnica fiable para evitar el embarazo ni mucho menos las infecciones de transmisión genital pero ¡Vaya! Esto Onán y Tamar no lo sabían en su época.
Así fue que Tamar quedó embarazada y el listo de Onán no reconoció al niño como suyo, sino que dijo que debía de ser un hijo tardío de su hermano ya muerto. Este niño, según las leyes judías, desbancaría entonces Onán a la hora de la herencia y claro, eso no le gustó tampoco (en menudo lío estaba metido el pobre). La consecuencia final es que sus actos fueron considerados pecado y, como respuesta, Dios mató a Onán.
También, como consecuencia, hoy la masturbación se sigue considerando pecado en algunos ámbitos religiosos y se han generado infinidad de mitos con respecto a ella. Que si te puedes quedar ciego, que si te salen granos y pelos, que si te deja sin fuerzas para concentrarte o para el deporte, que si evita que crezcas…La lista es interminable y totalmente falsa.
Masturbarse no tiene nada que malo, ni por hacerlo ni por no hacerlo. Como te venía contando, los genitales son una parte más de nuestro cuerpo, preparados para dar y recibir placer, prestarles un poco de atención no tiene ni la más mínima importancia.
Del mismo modo, si la idea es disfrutar de todo nuestro cuerpo ¿por qué habríamos de olvidarnos de la entrepierna? Si no nos apetece o si no tenemos ganas no tenemos por qué hacerlo (esa es otra, hay quienes pretenden imponer la norma contraria y también están equivocados), nadie nos obliga. Pero, si nos apetece y nos gusta ¿por qué no?
Además, te diré una cosa, la mayoría de las personas que no disfrutan de sus relaciones sexuales en pareja les ocurre porque no saben lo que les gusta. Precisamente, no lo saben porque no se conocen lo suficiente, porque nunca se han tocado, porque no conocen su cuerpo como deberían.
La masturbación nos ayuda a conocernos y a saber qué es lo que nos da placer. El autoconocimiento es esencial, no solo porque vamos a convivir con nuestro cuerpo toda la vida y, “ya que estamos”…sino porque si algún día queremos disfrutar sexualmente con alguien, será la única forma de que el uno al otro nos expliquemos qué es lo que nos gusta a cada uno.
Aquí os dejo uno de mis tutoriales en el que hablo precisamente sobre este tema:
Pensando en la importancia del autoconocimiento, por dentro y por fuera, en esta semana algunos bloggers estamos compartiendo la campaña #espejitoespejito a la que si quieres, puedes unirte con tus imágenes o mensajes en cualquier red social. Con ella queremos hacer hincapié en la importancia de mirarse realmente al espejo para conocerse, disfrutarse y, si se desea, compartirse.