El masaje tántrico proviene del Tantra, una disciplina ancestral que se puede resumir como una forma de autoexpresión y transformación. Se utiliza un lenguaje sexual simbólico para liberar el poder de la naturaleza y sus cambios, con el fin de expresar el más alto conocimiento de uno mismo.
Debido a estas características positivas hacia la vida y la existencia, con el tiempo han surgido algunas formas de masaje tántrico. La persona que recibe el masaje obtendrá una gran sensación de placer sensorial y al mismo tiempo mejorará su autopercepción y autoconciencia.
Los beneficios de los masajes tántricos
Aunque existen muchas versiones, las más recientes están significativamente relacionadas con el placer físico asociado con el masaje sensitivo. Esta práctica disuelve la ansiedad, el estrés y las preocupaciones de la vida cotidiana. Tanto en los hombres como en las mujeres, brinda una relajación profunda y despierta los sentidos del placer. Por tal motivo, se recomienda practicarlo en casa para reforzar los vínculos de pareja.
Para comprender sus beneficios a profundidad, debemos conocer las dos vías tántricas llamadas “mano derecha” y “mano izquierda”. La última se refiere a las costumbres que consideran el estrecho vínculo entre hombres y mujeres como parte del camino espiritual.
En la mano derecha, los preceptos que instan a la unión de principios masculinos y femeninos se interpretan como metáforas de unión a nivel energético, mientras que en la vía zurda se interpretan con métodos como la respiración, tacto, movimiento y postura.
Se ha comprobado que las mujeres que reciben masajes tántricos se sienten más apreciadas y gratificadas. La estimulación mediante los masajes da lugar a orgasmos más potentes. En el caso de los hombres, liberan emociones reprimidas y mejoran su sensibilidad en la zona genital.
Cómo se realiza el masaje tántrico
El primer paso es practicar la meditación con tu pareja. Busquen ropa cómoda y olvídense de los complementos (celulares, relojes, entre otros). Determinen un lugar tranquilo, como la habitación, para iniciar las sesiones. Siéntense en el suelo con la espalda recta y respiren profundo (con los ojos cerrados) manteniendo los músculos relajados.
La segunda fase se centra en los masajes con aceites portadores que incluyen beneficios terapéuticos. Los aceites esenciales tienen propiedades antiinflamatorias, antisépticos y antiestrés gracias a la heterogeneidad de los componentes extraídos de plantas. Por tanto, consiguen efectos relajantes en zonas como la espalda, el cuello y la cabeza.
La elección de fragancias quedan a su criterio, pero sí deben realizar masajes lentos, circulares y con suaves toques a lo largo de los canales por donde fluye la energía vital, los Chakras y los Nadis. Por ejemplo, desde las piernas hasta los brazos, pasando por la zona pélvica, la espalda, el cuello y la cabeza.
La última fase es el proceso de retroalimentación. Es importante compartir sus opiniones, con los aciertos y errores, fortalezas y debilidades de la experiencia. La comunicación en pareja es clave para el bienestar de la relación.