¿Qué estamos haciendo mal? Nos preocupa el papel de la chica adolescente, ya que sus relaciones sociales y sexuales están en juego muchísimas veces.
Partiendo de la base que nuestra educación emocional y nuestro desarrollo de las inteligencias múltiples ha sido siempre nulo, ¿qué seguimos haciendo mal? Lo digo, porque ahora tenemos más acceso a la información, y quién más quién menos también capacidades para entenderla. Entonces, ¿qué pasa cuando en sólo dos meses he tenido en la consulta una afluencia masiva del mismo caso?
Os pongo en situación y es que ¡vaya situación!. Este verano he atendido a muchas madres y padres que consultaban por sus hijas (recalco hijas) de entre 13 y 15 años, que con la problemática habitual de la adolescencia, además se ponen en situación de riesgo constante. Un riesgo en sus relaciones de pareja, de amistad y en el conjunto de sus relaciones afectivas. Jugando con su cuerpo, su sexualidad y, al final, con su autoestima.
Todas han respondido al mismo guión muy a mi pesar, y es que tienen relaciones nocivas con sus parejas masculinas y en algunos casos con violencia de por medio. Además de ser volubles en cuanto a amistades y siempre dispuestas a contentar a todos, tal mártires y salvadoras. Y eso sí, compensando lo que ellas creen que son carencias físicas con fotografías y comentarios fuera de tono en todas las redes sociales posibles.
Como decíamos, poniéndose en riesgo constante por imitar a unos ideales que no lo son en absoluto. Es decir, mujeres esculturales siempre perfectas que tienen a su lado a chicos fuertes que las protegen y las guían en su camino, aunque sea limitando su libertad. Chicas que no tienen Facebook, ni Instagram porque sus “novios” se lo han borrado. Que pasan su día a día en el instituto pegadas al que dice quererlas y alabando todo lo que él hace. Y que han llegado a agredir a amigos por indicaciones de la pareja. Todo ello con la intermediación de los aparatos electrónicos, que parecen tan inocuos y no lo son; ni para ellas ni para nosotras, con más madurez pero igualmente faltadas de la educación afectivo-sexual que ello requiere.
¿Qué podemos hacer para cambiarlo? En ello estamos, reforzando la autoestima con autoconocimiento y desarrollo de las propias capacidades. Trabajando con las herramientas que ya tienen pero que no saben como utilizar. Y, sobretodo, haciéndolas conscientes que ellas mismas ya son completas, la decisión de compartirse es suya y solo suya.
Todo esto también forma parte de la Educación afectivo-sexual que tanto reparo da y que los ya adultos, seamos o no madres y padres, deberíamos renovar para acercarnos a la realidad y intentar en las medidas que sea posible prevenir estos casos. ¡No nos rindamos!
Autora de este post:
(psicóloga y terapeuta sexual)
Me gustaría aprovechar para recordaros que hoy 20 de Octubre es el Día de la Prueba del VIH/SIDA, una medida importantísima para todos pero, sobre todo, para quienes menos concienciados están y más riesgos asumen.