A menudo nos llegan a través de los medios de comunicación de todo el mundo las consecuencias más extremas de la violencia contra las mujeres: los asesinatos. Sin embargo, hoy quiero hablaros más allá de la agresión física, de cómo pasan desapercibidas las formas más sutiles de violencia, como los micromachismos o el lenguaje y la publicidad sexista. Estas últimas, están tan integradas e incluso aceptadas socialmente que pasan cada día invisibles a nuestros ojos y no hacen, si no, perpetuar el llamado iceberg de la violencia de género. Aquí os dejo una imagen:
Por eso, no podemos caer en el error de pensar que la violencia contra las mujeres sólo es llevada a cabo por su pareja masculina. Ésta puede ser ejercida por un desconocido, incluso por el conjunto de la sociedad, y si no, pregúntate cuántas veces has escuchado los mismos comentarios y chistes machistas, y en qué posición nos dejan a las mujeres. La parte positiva es que tenemos el poder de reconocerlas y exponerlas para que la parte invisible del iceberg salga a flote.
Por supuesto, lo más evidente es la violencia física llevada a cabo por la pareja o expareja, pero tampoco podemos olvidar la violencia psicológica y la violencia sexual que, a pesar de ser más difíciles de reconocer, esto no hace que dejen menos secuelas. Secuelas que también se van a producir a nivel físico, psicológico y de salud sexual y reproductiva.
Tal vez creas que la violencia de género sólo constituye un problema de salud para sus víctimas y que no tiene nada que ver contigo. Si es así, permíteme reiterar que es algo aprendido y que en el momento que algo perjudica a toda la sociedad, también pasa a ser un problema cultural, educativo, económico y político. Piénsalo.
La buena noticia es que este conocimiento sobre cómo se produce y cuáles son sus consecuencias nos ayudarán a detectarla y prevenirla. Por lo tanto, intenta dar visibilidad a esas formas sutiles de violencia en lugar de ayudar a mantenerlas, de la misma manera que si conoces algún caso de violencia en pareja no mires para otro lado, actúa teniendo en cuenta las consecuencias y acompaña a esa mujer hasta que decida por sí misma salir de la situación. Por otro lado, quizá debas plantearte algunas cuestiones si tu pareja no contribuye a tu crecimiento y felicidad.
Desde mi punto de vista, vale la pena pensar que la principal medida para combatir la violencia contra la mujer debería ser una educación que destaque de forma positiva las diferencias entre mujeres y hombres, sin juzgar qué características son las mejores. La clave es mejorar la situación de las mujeres en la sociedad.
Rocío Pastor
Enfermera y Sexóloga en prácticas en el Centro Nayara Malnero
Sin duda, agradezco a Rocío su gran reflexión sobre lo mucho que nos queda por trabajar a nivel social con respecto a la desigualdad hombre-mujer. Sin duda la violencia solo es el punto del Iceberg y por ello recalco la importancia de una buena educación sexual en este sentido.
Me gustaría invitaros también el día 4 al taller que impartirá Rocío en el Centro Nayara Malnero llamado “Claves para un amor auténtico” en el que abordará este tema. Podéis asistir presencialmente en Gijón u online desde cualquier parte del mundo inscribiéndonos (es imprescindible) haciendo click aquí.
Como recordatorio, aquí os dejo el vídeo que he creado con la ayuda de Rocío para el miércoles pasado sobre las consecuencias de una violación y el caso #lamanada :