De vez en cuando me gusta contaros mis vivencias porque creo que pueden servir de ejemplo sobre cómo se sienten muchas mujeres de mi edad ante determinadas situaciones, también para que conozcáis de primera mano mis opiniones.
Lo que os voy a contar hoy va a colación del día de la madre, pero no solo eso. El viernes estuve por primera vez con una madre primeriza más o menos de mi edad, de mi entorno, y me estuvo contando qué tal había ido todo. No tiene nada que ver haberla visto hace unos meses como una «bolita», ver a la niña y lo que me contó me dejó helada.
Cuando tenía unos años menos veía esto como muy lejano, como si no fuese conmigo, pero al ver que las mujeres de mi edad comienzan a ser madres me entra el «cangele» ¿Estaría yo preparada? ¿Deseo ser madre algún día? Las preguntas se agolpan en mi cabeza.
Escuchar el relato del parto fue una auténtica historia de terror, pero no se si lo es aún más el hecho de que me cuente que, desde que nació el bebé, no ha dormido más de dos horas seguidas. ¡Yo soy incapaz de eso! ¡me muero o me da un brote psicótico! Pero aquí no acaba, el detalle es que me contaba todo esto con una sonrisa: cuando me habla de los puntos que le pusieron, de las horas interminables de parto, del dolor al tratar de darle el pecho las primeras veces…¿Por qué sonríes? ¡No lo entiendo! ¡Loca! ¡Masoca!
Mi cara debía de ser un cuadro, y no os digo más cuando comenzó a contarme lo caros que son los pañales o las pezoneras (por cierto, le propuse construir unas con compresas de noche ¿qué os parece la idea?)
Conclusión: me quedé tan impresionada que tenía que contároslo. Fue una tarde de impacto para mí, tan cerca y tan…buf!! Indescriptible.
¿Y sabéis qué? Lo peor de todo es que se que esta nueva madre no está loca, porque ya otras me hablaron de situaciones similares (similar de aterrador para mí, quiero decir) con la misma sonrisa ( pincha aquí para ver la entrevista a una mamá sobre sus cambios corporales)¡incluso padres me lo han contado! Que alguien me lo explique porque no entiendo nada…
De nada sirve la teoría cuando te tocan la fibra sensible, cuando te toca a ti. Algo pasa en nuestros cuerpos y en nuestras cabezas al margen de las presiones sociales y los roles. Como digo siempre…deben de ser las hormonas.
Yo soy una de esas «locas».
La experiencia es maravillosa y toda mujer debería experimentarla.