Convertirme en sexcoach y de parejas ha sido una de las experiencias más transformadoras de mi vida profesional y personal. Y fíjate que yo ya venía con varias titulaciones: licenciada en Psicología, tres másteres en sexología (alguno con premio al mejor expediente).
Yo pensaba que un curso no iba a aportarme demasiado… pero me equivoqué. Esta formación me ha dejado grandes aprendizajes.
Hoy quiero compartir contigo las 4 lecciones más importantes que aprendí cuando me formé como sexcoach y de parejas. Van mucho más allá de los títulos y quizás, te inspiren por si estás pensando en dedicarte a acompañar a otras personas a mejorar su vida íntima y de pareja.
¡Vamos a ello!
1. Antes de ayudar a otros, necesitas conocerte
Puede sonar a tópico, pero créeme que no lo es. Muchas formaciones son muy teóricas, llenas de conceptos y modelos, pero carecen de lo más importante: la práctica personal.
Un sexcoach no necesita haber vivido todos los problemas de sus clientes (yo trabajo con disfunción eréctil y no tengo pene). Pero sí necesita haber recorrido un camino de autoconocimiento y trabajo personal.
Cuando te entiendes mejor a ti mismo, acompañar a otros se vuelve mucho más auténtico y efectivo.
2. Escuchar de verdad es más difícil de lo que parece
Como psicóloga, ya había trabajado la escucha activa, pero descubrí algo fundamental: muchos profesionales escuchamos para diagnosticar, no para comprender.
El coaching me enseñó a escuchar sin prisas, sin juicios, sin querer dar soluciones inmediatas. Y eso cambia todo, porque la mayoría de las personas no necesitan un diagnóstico clínico… ¡Necesitan sentir que alguien las entiende de verdad!
3. Las buenas preguntas son más poderosas que las respuestas
Uno de los principios del coaching saber preguntar. Y aquí aprendí algo clave: una pregunta incómoda, bien formulada y en el momento adecuado, puede desbloquear más que horas de explicación.
Pasar del “¿por qué?” al “¿para qué?” ayuda a las personas a encontrar sentido, dirección y motivación. Y sí, a veces se trata de atreverse a preguntar lo que nadie más se atreve.
4. Los títulos no lo son todo
Y esta fue la lección más dura para mi ego. Durante años acumulé títulos, cursos y másteres… hasta que comprendí que de poco sirven si no eres capaz de bajar la teoría a la práctica y ayudar realmente a quien tienes delante.
En el Sexcoaching y de parejas, lo que realmente marca la diferencia no son los títulos y diplomas que tienes, sino tu capacidad para generar confianza, acompañar y ofrecer herramientas útiles. La titulitis, sin práctica real, no transforma vidas.
¿Crees que el sexcoaching puede ser tu camino profesional?
Si todo esto que te he contado resuena contigo y quieres dar un paso más, te invito a mi masterclass gratuita “5 herramientas para convertirte en sexcoach y de parejas”. En esta clase práctica compartiré las técnicas que puedes empezar a aplicar de inmediato y que te ayudarán a descubrir si es esta la profesión a la que te quieres dedicar.
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Si quieres escuchar toda la historia… te dejo el vídeo…
