Los misterios del orgasmo femenino…¡desvelados! (parte I)

La pasada semana, en el transcurso de un tuppersex, una mujer volvió a hacerme esta pregunta que tantas veces he escuchado sobre el orgasmo femenino: «¿es cierto que las mujeres tenemos dos tipos de orgasmos?» Me parece sorprendente cómo las viejas teorías son más potentes que la realidad misma en la que vivimos, por ello voy a dedicar más de un post a este tema.

Hoy empezaremos por desvelar algunos mitos y encontrar su por qué. Para empezar, os dejo el video en directo del momento en el que me hicieron «la pregunta»:

¿De dónde viene la creencia de que existen dos tipos de orgasmos en la mujer?

Entre las últimas décadas del s.XIX y principios del siglo XX aparece la importante figura del psicoanalista Sigmund Freud, uno de los pioneros en el estudio de la sexualidad humana. No es que antes no hubieran interés en esta temática, pero Freud le puso nombre y se atrevió a hablar en voz alta ¡por fin! de sexo.

Debemos agradecerle sus intentos pero sus teorías hoy por hoy están muy desfasadas. Una de ellas era la diferenciación entre orgasmo clitoriano y orgasmo vaginal.

Freud fue quien, al fin, teorizó sobre la masturbación infantil (me niego a admitir que ningún padre o madre se había dado cuenta hasta ahora ¡resulta evidente!) Los niños, tanto mujeres como hombres, de masturban estimulando sus genitales de distintas formas desde bien pequeños. En el caso de las mujeres, que es lo que ahora nos incumbe, es evidente que la estimulación es externa, osea, clitoriana.

Las niñas y adolescentes obtienen satisfacción estimulando su clítoris, ese era su primer tipo de orgasmo. Lo que según Freud ocurría era que, para convertirse en una mujer madura, la mujer debía aprender a tener orgasmos vaginales (se presupone que mediante el coito) Para ello debía de aprender a transferir su respuesta sexual del clítoris a la vagina.

Por esta premisa, aquella mujer que no era capaz de tener un orgasmo exclusivamente a través de su vagina y con la penetración se trataba de una mujer inmadura y «frígida». Para Freud (y para demasiadas personas en adelante) el verdadero orgasmo era el vaginal, el clítoris era algo secundario.

¡Manda narices que un hombre venga a decirnos a nosotras cómo debemos disfrutar! Pero sí, caímos en la trampa y una vez más se refuerza la idea de que la relación sexual por excelencia debe ser el coito…¡cuanto nos hemos querido engañar a nosotros mismos!

De aquí derivan otros conceptos absurdos como la palabra «preliminares» ¿Dudabas de que también tendría un video para esto? Aquí lo tenéis, extraido de una charla.

Entonces ¿existen o no distintos tipos de orgasmos en la mujer?

La respuesta es un rotundo ¡NO! Un orgasmo no es más que el punto máximo de excitación que puede alcanzar una persona, se manifiesta por determinados signos físicos pero, ante todo, los más importantes son los psicológicos. El placer y, por tanto, el orgasmo, está en nuestra mente.

Cada persona obtiene el placer de formas diferentes (por eso no existen fórmulas mágicas que nos sirvan a todos, como muchos intentan vendernos) y, sin embargo, todos tenemos la capacidad de alcanzar un orgasmo. SI ¡TODOS Y TODAS! (en este tema entraré en el próximo post)

Por otro lado, mi respuesta negativa tiene otra argumentación fisiológica. El clítoris ¡no es so¡ólo lo que vemos! En esta imagen os muestro su verdadera estructura anatómica para que lleguéis a vuestras propias conclusiones:

¡Extacto! La estructura del clítoris es mucho más grande de lo que apreciamos a simple vista. Sus nervios inervan la entrada de la vagina y recubren el interior de toda nuestra vulva. De modo que casi todo el placer que experimentan las mujeres cuando se les estimulan los genitales es debido al clítoris. Aqui te enseño un modelo anatómico muy original.

Freud…¡la biología te ha ganado! Además, una información extra ¿sabías que el clítoris es el único órgano diseñado exclusivamente para proporcionar placer? ¡No, no sirve para nada más! Las mujeres disponemos del organo más poderoso de la naturaleza, ¡el órgano del placer! Así que ámalo, respétalo, cuídalo y, sobretodo, nunca te olvides de él.

Continuaremos con la segunda parte de este tema en el próximo post de la semana que viene, espero que os haya gustado.

¡Compartirlo y comentad todo lo que queráis! Para cualquier duda o consulta: info@sexperimentando.es

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