Hoy quiero hablarte de algo que ve con mucha frecuencia en consulta y que seguro te va sonar… o porque estás pasando por ese momento o porque lo has vivido. Es cuando sientes que estás bien con tu pareja, pero algo falta, ya no es como al principio. Sin daros cuenta habéis pasado de ser amantes a compis de piso.
Por fuera, todo parece estar bien. No hay dramas ni conflictos, incluso podéis parecer la pareja ideal. Pero por dentro la realidad es otra: la conexión se ha apagado, el deseo ha desaparecido y la vida íntima se ha quedado aparcada.
Convivís pero ya no os deseáis
La logística de la casa, las rutinas y responsabilidades van fenomenal, pero la vida íntima se ha enfriado. Dormís en la misma cama, pero no os tocáis. Cuesta abrazarse, besarse o simplemente mirarse con complicidad. Y es en este momento cuando se empieza a dar vuelta a la cabeza pensando:
¿En qué momento dejamos de estar conectados?
¿Cuándo se perdió la chispa y el deseo entre nosotros?
¿Volveremos a sentir los mismas ganas que al principio?
No hablo de encuentros esporádicos cada varios meses. Hablo de esa sensación de conexión real, de sentir que el otro te desea y que quiere estar contigo.
Empiezan las dudas en la relación
En ocasiones es ella la que parece haber perdido la chispa y las ganas de estar juntos. Y es aquí cuando entras en bucle y no paras de dar vueltas pensando que: “¿Ya no le gusto?”, “¿He hecho algo mal?” “¿Habrá pasado algo y esto ya no tiene solución?”.
También pueden aparecer los celos, las comparaciones, la inseguridad. Empiezas a ver como se ríe con su compañero de trabajo, como se envían mensajes cariñosos… y piensas «¿cuánto hace que no me habla así?». Intentas sacar el tema, pero te encuentras con evasivas: “Te montas películas”, “No es para tanto”, “Ya lo hablaremos”. Y tú te tragas el malestar mientras los días pasan y la relación se enfría.
Lo que muchas veces está pasando (y no se ve)
En la mayoría de los casos, el problema no es que ella no te quiera. Es que se ha desconectado de sí misma. Muchas mujeres viven atrapadas en el “tengo que”: trabajo, responsabilidades, exigencias, estrés. Y cuando una mujer vive así, el deseo desaparece en la vida sexual y en el día a día. Se olvida de lo que le apetece, de lo que disfruta, de lo que la conecta con el placer.
Y cuando intentas recuperar la relación desde la presión, el reproche o la urgencia, para ella eso se convierte en una carga más.
Cambiar la estrategia para volver a conectar
Aquí está la clave: el deseo no se recupera desde la exigencia, sino desde la conexión emocional. Buscar un momento tranquilo. Hablar desde cómo te sientes tú, no desde lo que ella hace mal. Expresar tu sentimiento sin atacar. Y plantear soluciones reales: aprender juntos, pedir ayuda, trabajar la conexión y el deseo de forma consciente.
Si ella está dispuesta a intentarlo, existe una oportunidad enorme de reconstruir la relación y de que ambos volváis a sentiros mejor. Y si no lo está, también te está dando una respuesta que tendrás que mirar de frente para hacerte responsable de tu vida íntima y emocional.
Esta situación es mucho más frecuente de lo que parece y, en muchos casos, sí tiene solución. Si todo esto te suena es momento de poneros manos a la obra para darle más vidilla a la relación. Lo primero que te recomiendo es que veáis juntos la clase gratuita «Como recuperar mi deseo», te aseguro que os dará claves importantes para empezar a despertar la chispa.
Y si necesitas más herramientas, mi equipo y yo estamos aquí para ayudarte. Por el momento quiero que veas el vídeo, porque os va a ayudar… y ¡mucho!…
